jueves, 20 de diciembre de 2012

PECES

PECES

Pez más Largo
Tiburón Ballena, Rhinodon typus
17.7 mts, un especimen capturado en Tailandia en 1919
Tallas más grandes han sido reportadas, pero han sido solo estimaciones, y pueden no ser exactas. Existen muchos datos confiables de animales de mas de 9 mts de largo.

Tiburón Peregrino mas Largo, Cetorhinus maximus
13.5 mts. Peso estimado en 14,528 kg

Tiburón Tigre más Largo, Galeocerdo cuvieri
6 mts, 25 cm, 940 kg

Grán Tiburón Martillo más Largo, Sphyrna mokarran
5.4 mts, 4 inches, 844 kg

Tiburón Cola de Zorro más Largo, Alopias vulpinus
5.4 mts, 499 kg

Tiburón de 6 Agallas Mas Largo, Hexanchus griseus
4.5 mts, 590 kg

Pez más pesado de la Clase Osteictios (peces oseos)
Pez Sol de Mar, Mola mola: 3 mt de largo, 4.2 mt entre aletas dorsales y anales, 2,237 kg, golpeado y muerto por un barco en Australia en 1908

Pez más largo de la Clase Osteictios (peces oseos)
Esturión Ruso, Acipenser huso: 7.2 mt de Largo, peso de 1,470 kg (3,250 libras) atrapado en el Río Volga en 1827

Pez Marino mas Pequeño
Schindleria praematurus, encontrado en Samoa en el Pacifico Sur: 12-19 mm de largo, peso de 2 mg.

Pez más Rápido:
Pez Vela, Istiophorus platypterus: 109 km/hr
Tiburón Mako, Isurus oxyrinchus: 96 km/hr
Marlin, Tetrapturus sp. 80 km/hr
Wahoo, Acanthocybium solandri 77.6 km/hr
Atún Aleta Azul, Thunnus thynnus 69.44 km/hr
Tiburón Azul, Prionace glauca 68.8 km/hr
Bonefish o Macabí, Albula vulpes 64 km/hr
Pez Espada, Xiphius gladius 64 km/hr

Pez más lento:
caballito de mar 0.016 km/hr
ejemplos

 
Adorable ladrón
Los peces bentónicos son aquellos que se alimentan del fondo (benthos). En su gran mayoría son animales lentos y tranquilos que se pasan el día comiendo algas, larvas de otros peces y pequeños crustáceos.
La mayoría de ellos suelen ser animales territorialistas, celosos del sector en el que viven viven y cuidadosos de su propio "jardín". Su territorio les provee alimento y escondite. Si algo afecta a las algas que crecen en él deberán emigrar en busca de nueva comida lo que los expondría a sus propios depredadores. Por eso dedican gran parte de su día a limpiar su territorio y mantener alejados a sus vecinos.
Los peces cirujano son bentónicos muy particulares. Estos hermosos peces rara vez poseen una zona propia, se podría decir que todo el arrecife es su territorio. Es normal verlos agrupados en pequeños bancos de 20 o 30 individuos que se lanzan por sorpresa sobre el territorio de otro pez,  y comienzan a escarbar ansiosamente su jardín en busca de alimento.
Obviamente el dueño de casa no se queda de aletas cruzadas e intenta expulsar a la banda de invasores. Pero, el pez cirujano tiene una defensa muy particular. A cada lado de la base de la cola posee una espina afilada como un bisturí, lo que da origen a su nombre. Esta espina suele estar retraída y pegada al cuerpo (en la foto en color rojo)  pero, cuando es molestado la espina toma una posición perpendicular a la piel dándole apariencia de dos peligrosos cuchillos. Un factor interesante es que los espolones no permanecen ocultos, si no todo lo contrario, pareciera que el pez busca destacarlos tal vez para desalentar un posible ataque.
Con golpes de la cola hacia los costados puede infligir heridas muy importantes a su atancante. La ubicación de los estiletes le permite al pez cirujano repeler el ataque al mismo tiempo que sigue comiendo.  Cuando se terminan las algas del sector atacado simplemente se desplaza por el arrecife en busca de otro sector del cual nutrirse.
Las leyes de la supervivencia en el mar suelen ser crueles y favorecer a los mejor dotados. Para cada estrategia hay una defensa, las adaptaciones de los peces al medio son tantas y tan variadas que la biodiversidad es increíblemente asombrosa.  Saqueadores y saqueados se mueven, con cautela, en el intrincado equilibrio de la vida. ¿Acaso no es siempre así?


Donde otros no llegan
En el arrecife de coral todos parecen estar hambrientos. Tal vez se trate de que conseguir el sustento diario no es sencillo en medio de tanta competencia. El pez grande se come al chico y el pez chico come lo que puede, o lo que le dejan comer. Ser más veloz, más agresivo o más astuto parece ser la norma general para alimentarse convenientemente.
El simpático pez mariposa ha adaptado su cuerpo a la obtención de una franja de alimento desperdiciado, o al menos inalcanzable, para los otros peces. En el largo proceso evolutivo su boca se fue alargando dándole una apariencia de pico extensible. Las mandíbulas, muy pequeñas, se trasladaron al extremo del  hocico. Con esta herramienta el pez mariposa puede acceder a las pequeñas hendiduras y rajaduras del coral de donde, raspando con sus pequeños dientes, obtiene el musgo que le sirve de alimento.
Claro que no se trata de mucho alimento, pero no necesita más. Su pequeño cuerpo, convenientemente aplanado, le permite pasearse entre los intrincados corales, no requiere ser veloz ni agresivo por lo que no gasta demasiadas energías en procurarse el sustento. Una ecuación ideal si el alimento no es mucho. Los peces mariposa se adaptaron tanto a este tipo de alimentación que se observó en animales en cautiverio que, cuando se les exponía el mismo musgo sobre una piedra, ellos no lo tomaban y había que introducirlo en las pequeñas rajaduras de las piedras del fondo para que ellos mismos lo alcanzaran.
Ser lento, tranquilo y consumir poco alimento es ideal para el gasto energético aunque no es bueno para defenderse de los depredadores. Pero la astucia vence a la velocidad. En cada uno de sus flancos el pez mariposa tiene dibujado una gran mancha negra conocida como "falso ojo", mientras que una mancha lineal esconde al ojo verdadero. Cuando un depredador lo ve, ve un gran ojo, al que seguramente le corresponderá una gran boca y elige otra presa. Este truco es utilizado también por muchos tipos de mariposas terrestres, de ahí proviene su nombre.
Sumisos, tímidos, casi distraídos, a veces huidizos, siempre hermosos; los peces mariposa son los animales más bellos del fondo. Ellos dan vida y movimiento al coral. Tan frágiles y suaves que los buzos, al verlos, bajamos nuestro ritmo de respiración para no asustarlos con el ruido de nuestras burbujas y nos quedamos inmóviles en el fondo tratando de entender tanta belleza en movimiento.
Tito Rodriguez
Director
Instituto Argentino de Buceo

 
El blindaje flexible.
Nunca he visto a un animal marino molestando a una raya. Estos apacibles animales evolucionaron de la rama generacional de los tiburones y, si bien modificaron su cuerpo para adaptarlo al fondo de arena, conservan algunas características de sus "primos" los escualos, entre ellas: la piel.
En la piel de las rayas se produce la osificación de algunas capas de células, por lo que se podría decir que las escamas están formadas por huesos. Estas escamas poseen una lámina ósea que sirve de base a una pequeña espina de esmalte, afilada y fuerte, a la cual se denomina dentículo dérmico, que apunta en dirección a la cola. Estos dentículos, vistos al microscopio resultan muy parecidos, en lo que a estructura se refiere, a nuestros propios dientes.
Las escamas placoides aparecen en filas muy apretadas entre si, dejando muy poco espacio entre sus bordes. Los dentículos sobresalen sobre la capa mucosa de la piel y son lo que producen la áspera rugosidad de la piel de las rayas. Esta estructura ósea formada sobre la piel conforma una armadura flexible y casi infranqueable. A un hombre fuerte, armado con un cuchillo afilado le costaría muchísimo trabajo apuñalar a una raya por lo que no hay esperanzas para los dientes de los depredadores.
Podría parecer curioso que las rayas tengan una piel rugosa, puesto que ello debería aumentar el rozamiento del animal con el agua. Sin embargo la disposición regular de los dentículos canaliza el agua produciendo un flujo laminar que disminuye notablemente el rozamiento. Incluso ese flujo laminar podría hacer que las rayas y también los tiburones, fueran "hidrodinámicamente silenciosos" lo que les daría una gran ventaja para sorprender a sus presas o pasar desapercibidos.
Protegidas por esta armadura flexible, las rayas pasean despreocupadamente sobre el arrecife y toman largas siestas en el fondo, apenas cubiertas por arena. Cuando los buzos se acercan se muestran como animales dóciles y permiten que ellos le acaricien la curiosa piel para luego emprender el vuelo semejando a un ave. Se alejan lentamente, envueltas en dientes y en misterio.
Tito Rodriguez
Director
Instituto Argentino de Buceo
 
 
 
Transexuales
Todos los peces intentan asegurar al máximo la supervivencia de su descendencia y, la primera regla para asegurar la continuidad de la especie es que haya un macho y una hembra compartiendo el mismo territorio. La facilidad de algunos peces para cambiar de sexo favorece y asegura esta continuidad.
Los peces payaso comienzan su vida siendo machos. Las larvas viajan libremente por el plancton hasta que encuentran una anémona donde hospedarse. En poco tiempo el más grande de los nuevos residentes se convertirá en hembra y desarrollará hasta alcanzar un tamaño dos o tres veces mayor que el resto de los peces que permanecerán siendo machos.
Los machos fecundarán los huevos que la nueva hembra deposite, mientras que ella hostigará permanentemente a los machos para evitar que se desarrollen y se conviertan en nuevas hembras. Al parecer, este comportamiento repercute en las hormonas de los machos evitando que cambien de sexo. Es probable también que el cambio de sexo esté ligado al tamaño del pez y que, al encontrarse en un medio hostil y estresante, no se alimente lo suficiente para alcanzar la talla pretendida.
Si la hembra muere o abandona la anémona, el macho más grande tomará su lugar inmediatamente. El hermafroditismo parece tener mucho sentido en el mar donde todos los peces están expuestos al continuo ataque de los depredadores. Si la hembra cae y sólo quedaran los machos, no habría posibilidad de reproducción. Pero, pudiendo transformarse, la sola supervivencia de dos únicos ejemplares garantizaría la descendencia.
En cambio, si las "larvas viajeras" llegaran a una anémona que ya tiene una población estable de peces payaso, la hembra decidirá si aceptar o no a los nuevos machos que se presentan y los obligará a permanecer como tales.
Como humanos nos gusta dar conductas humanas a los animales. Así cuando buceamos y vemos una anémona rodeada de peces payaso nos contenta pensar en una madre y sus crías. Pero la realidad es que se trata de un harem de machos temerosos, sometidos por una hembra dominante. Todo sea por preservar la especie, todo sea por contribuir al juego de la vida.
Tito Rodriguez
Director
Instituto Argentino de Buceo
 
 
 
 

photo: Norbert Wu
 
Extraños pescadores
Si tenemos en cuenta que una gran parte del alimento disponible en el mar está formado por el plancton, resultaría lógico que muchos animales hayan desarrollado mecanismos para obtenerlo.
Las ballenas utilizan las barbas para filtrar el agua marina, algunos peces recurren a las branquias y el coral, fijo en el fondo, se contenta con capturar los micro organismos animales o vegetales que se pegan a sus pólipos.
 
Otros animales ven pasar al plancton alrededor de su cuerpo sin poder capturar a estos microscópicos seres. Tal es el caso de los cangrejos, o al menos de casi todos ellos. El cangrejo porcelana ha modificado algunas de sus piezas bucales transformándolas en un fino tamiz que expone contra la corriente como si se tratara de abanicos. Los delgados filamentos atrapan el plancton que pasa transportado por la corriente, para luego llevarlo hacia la boca donde es ingerido.
 
El microscópico plancton, ciertamente,  no es un alimento abundante en cuanto a volumen orgánico digerible pero tampoco es muy trabajoso obtenerlo. Se gana poca energía al consumirlo pero se gasta poca energía al conseguirlo por lo que, sigue siendo un "buen negocio".
 
Es notable que estos hermosos animales, al igual que el resto de los cangrejos, poseen las características pinzas que son indispensable para la defensa pero también una herramienta muy especializada para obtener alimentos del fondo. El cangrejo porcelana puede capturar pequeños seres o hacerse cargo de un trozo de carroña con la asistencia de estas pinzas.
 
Esto le daría a este particular animal al menos dos fuentes de alimento lo que hace más segura su subsistencia. Cuando un animal posee una sola fuente de alimento su vida corre peligro. Lo que afecte al recurso afectará, sin duda alguna al animal: si la fuente se agotara, el depredador desaparecería con ésta. Pero si tuviera una segunda fuente de alimento podría acudir a ella cuando se agotara la primera.
 
Poseer alternativas sigue siendo una fase fundamental en la subsistencia de las especies, después de todo el mar nunca es fácil. Cada amanecer se libra una batalla donde cada animal intenta alimentarse de otro, tratando de evitar convertirse, a su vez,  en alimento. No es tan terrible, es el juego de la vida, unos mueren para que otros vivan, buscando lo que solemos llamar “equilibrio”.
Tito Rodríguez
Director
Instituto Argentino de Buceo
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Turismo sangriento
 
 
Pocos animales están tan desprotegidos como la foca bebé del Ártico. Estos pequeños peluches son demasiado lentos para huir del ataque de los depredadores mientras están sobre el hielo y aún no poseen el pelaje que les permita soportar las gélidas temperaturas del agua.
Cada año el gobierno de Canadá, presionado por los pescadores que insisten en que las focas rompen y contaminan sus redes,  fija una cuota de matanza para las focas. La sangrienta masacre consiste en atontar a las focas a palazos para sacarles la fina piel, que será utilizada en peletería, mientras que el animal aún está vivo ya que si el animal muriera, la piel se pegaría a la carne rompiéndose al extraerla. Este año el gobierno canadiense rebasó un  récord histórico al fijar la cuota de la matanza en 350.000 focas del Ártico.
Pero lo realmente increíble, lo que supera los límites de la imaginación es la salida al mismo problema que diseñó el gobierno de Noruega. Al no tener una infraestructura peletera importante los cazadores no están interesados en matar a las focas noruegas. Entonces el gobierno por idea de su Ministro de Pesquerías, Svein Ludvigsen el mismo que apoyó la propuesta Japonesa sobre la matanza de ballenas en la última Comisión Ballenera Internacional, diseñó un plan turístico para que sean las personas que visitan ese país quienes den rienda suelta a la masacre.
Algunas empresas turísticas ya están ofreciendo paquetes increíbles. La Compañía NorSafari ofrece un paquete de 4 días de caza por u$s 1.100, y le garantiza a los sangrientos turistas, un total de dos focas efectivamente muertas. El paquete no contempla alojamiento ni comidas pero asegura el reembolso del dinero en caso de no conseguir la presa deseada. Además ofrece un bonus extra de una foca bebé por apenas u$s 70, una verdadera ganga. El paquete incluye el entrenamiento específico para principiantes y fotos de recuerdo del valiente cazador con su ensangrentada presa. 
¿Acaso el mundo se volvió loco? ¿Qué tipo de persona pagaría para pasar sus vacaciones matando bebés de foca a palazos? Es difícil alcanzar a comprender cuál es la motivación. ¿Será que no hay imagen más tierna que la de un bebé de foca del Ártico con sus grandes ojos negros y mirada asustadiza? Quien lo sabe es el Ministro Ludvigsen que asegura que el nuevo proyecto será un éxito y que no hay diferencia alguna entre cazar a palazos a un bebé de foca o cazar un alce. Por otro lado, educar a los pescadores cuesta dinero y esfuerzo, conseguir turistas para un sádico negocio, reporta ganancias.
Los hombres y mujeres coherentes de este planeta tenemos que comenzar a exigir que se termine con esta locura. Por que ya no son sólo las focas quienes nos preocupan. Es el hombre, que no consigue vivir sin violencia, que necesita ir hasta el Ártico para tener la experiencia de una orgía de sangre y gritos desesperados. Son los hombres que gobiernan el mundo quienes deben responderle a la gente por sus conductas, por que si no, será la gente quienes los condenen definitivamente por jugar con la vida, la cordura y la coherencia. Si no revertimos esta sangrienta situación, estaremos perdiendo algo más que un puñado de focas, nos estaremos perdiendo, irremediablemente, a nosotros mismos.

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